Yo te enseño

Autor: Incrédulo
Efraín, señor de mediana edad, usaba un elegante bastón de tres puntas debido a una cojera del remo derecho, por una lesión de la rodilla cuando jugaba futbol. Sin embargo, esto no le impedía seguir con su vida frívola y divertida, porque además entre sus virtudes estaba el ser salaz y concupiscente, gentil con las damas (de cualquier clase), a las que de inmediato, les proponía el amor físico.
Por su riqueza (debido a sus múltiples tranzas), asistía a los ágapes de la mejor sociedad. En una reunión de postín, una bella dama, de buen ver y de mejor tocar, era el centro de la reunión, admirada sobre todo por el sector masculino.
De inmediato nuestro héroe acudió a su encuentro y le dijo: “estoy fascinado por tu belleza y como estamos dispuestos por el destino: ya que tú y yo nos amamos, de unir nuestro amor por… (dejo a la morbosa imaginación de ustedes, el final de la oración)”.
La dama, desde luego, se enojó y quiso insultarlo al hacer mención de su defecto físico: “cojo horrible”.
Efraín sin inmutarse contestó: “no le hace mamacita, yo te enseño”.
2 comentarios
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Delia Checa
¡No tiene compostura, don Efraín!
Buen relato.
Un saludo
Terencio Luque García
Delia:
Aunque es un chiste muy viejo el que describo poniendo como protagonista a don Efraín, te agradezco tus amables palabras. Estas hacen que uno seanime más a seguir escribiendo. Gracias. Un saludo.