TÚPAC AMARU

Transcurre el siglo XVIII…
una aparente calma
reina en el régimen colonial…
la despiadada explotación
del obraje, minas y encomiendas
se extiende por todos los rincones…
La gran figura legendaria
del Inca Túpac Amaru
se yergue en el inmutable,
majestuoso escenario del Altiplano…
paisaje rodeado
de cumbres nevadas
y crepúsculos escarlata.
De fondo… quenas y charangos
acompañan el triste cantar del nativo.
Algún molle sombrea la tierra desierta…
Imagen solitaria la del caudillo,
siempre acompañado
de algún libro bajo el brazo…
Rasgos quechuas;
resalta su nariz aguileña,
reserva y parquedad
del habitante andino.
Su corazón alberga rencor
por el sufrimiento de sus
hermanos de raza,
por la crueldad
del trato del invasor español.
La sangre le clama rebelión…
Se debate en conflicto
entre el derrotado Dios
de sus ancestros y el cristiano
de las lágrimas, el perdón y la opresión.
Un aliento vindicativo enciende
la población oprimida del Virreinato
-Quito, Alto Perú y provincias del Plata
están en armas-.
¡Redoblan los tambores!
Las mayorías se hacen escuchar,
la restauración inca
es su exigencia.
Túpac se pone al frente de su gente,
con valentía conduce la batalla,
su pueblo, en desigual lucha,
se enfrenta al invasor español
-sus armas son insuficientes-.
Ríos de sangre se derraman
sobre la tierra receptiva.
El Inca es derrotado…
el más cruel martirio
le está reservado
por el opresor español;
en la plaza del Cuzco
se le aplica el más terrible…
¡ver morir a sus seres queridos
de la forma más despiadada!
Y su propia muerte…
¡masacre donde el horror
se suma a la ignominia!
Historia americana,
prolongada agonía
de sangre alternando
con el espanto.
¡Condena de un pueblo
cuyo destino de grandeza
se tornó en frustración permanente
por la llegada del tirano!
Delia Checa
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2 comentarios
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Héctor
Mi querida Delia:
Impactante tus letras, donde con bellas metáforas describes lo terrible de la conquista de los pueblos de América. Un abrazo.
Delia Checa
¡Mil gracias, Héctor!
Abrazo.