Simplemente María

La sonrisa de la mañana
Sábanas blancas. Muy blancas
Perfume a lavanda, luz en su mirada
Sencillez de agua fresca y viento de primavera.
Así era María.
Caramelos de Fausto, pan recién horneado
¿Jugamos un rato, María? No, que me enredas
Pero sí jugaba… Y reía. Nos reíamos.
Sus manos ajadas se cubrían de terciopelo para acariciarnos.
María. Solo María.
El sol de verano la acercaba a nosotros.
La brisa del mar la acompañaba al mercado.
Me gustaba ir de su mano a la plaza.
Fuerte como un roble, pequeña como un jazmín.
Te quiero, María.
In memoriam