Nunca es demasiado tarde
Tú eres el lago, yo soy el rayo,
que brilla de ti a la felicidad.
y siempre brillante cae de nuevo en ti;
Tú eres el bosque, yo soy la estrella,
que se encuentra entre todas las ramas
y atraviesa la oscuridad como la esperanza;
Tú eres la hostia, yo soy el sacerdote,
que cada hora te rompe y te dispensa
y prodiga eternamente de nuevo a todo el mundo;
Tú eres el gran silencio de Dios
y yo su voluntad.
1 Comentario
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Jesús María Mayorga Mota
Suena muy bien el poema, tiene ritmo y musicalidad. Se siente como el camino que conduce a la cúspide de una relación.
Felicidades, Jean Reus.