Miró por la ventanA
Miró por la ventana, buscando una pista sutil,
pero solo vio un cielo plomizo y una calle solitaria.
¿De dónde sacaría la inspiración necesaria
para cumplir con esa extraña misión literaria?
Se rascó la cabeza, pensando en versos ingeniosos,
pero solo le salían bostezos tediosos.
Decidió que era una broma de mal gusto y cruel,
y tiró la carta al cesto con desdén.
Pero entonces oyó una risa escandalosa,
y vio una cara radiante y traviesa.
Era su vecino, el poeta famoso y genial,
que le había gastado esa broma original.
Lucas se sintió avergonzado y molesto por igual,
y le lanzó la corbata al poeta sin pensar.
Pero el poeta esquivó el proyectil con destreza,
y le dijo con voz amable y sincera:
“Lucas, no te lo tomes a mal ni te enfades,
que solo quería ayudarte a escribir con arte.
Tú que eres tan talentoso y original como nadie,
no puedes dejar de expresarte con libertad.
Y yo que soy tan curioso y casual como siempre,
te he enviado una de mis cartas por sorpresa.
Así que no me guardes rencor ni me odies,
que es muy malo para el alma y para el cuerpo.
Mejor ven conmigo al taller de poesía,
y te enseñaré a hacer rimas con alegría.”
Miró por la ventana, buscando una pista sutil,
pero solo vio un cielo plomizo y una calle solitaria.
¿De dónde sacaría la inspiración necesaria
para cumplir con esa extraña misión literaria?
Se rascó la cabeza, pensando en versos ingeniosos,
pero solo le salían bostezos tediosos.
Decidió que era una broma de mal gusto y cruel,
y tiró la carta al cesto con desdén.
Pero entonces oyó una risa escandalosa,
y vio una cara radiante y traviesa.
Era su vecino, el poeta famoso y genial,
que le había gastado esa broma original.
Lucas se sintió avergonzado y molesto por igual,
y le lanzó la corbata al poeta sin pensar.
Pero el poeta esquivó el proyectil con destreza,
y le dijo con voz amable y sincera:
“Lucas, no te lo tomes a mal ni te enfades,
que solo quería ayudarte a escribir con arte.
Tú que eres tan talentoso y original como nadie,
no puedes dejar de expresarte con libertad.
Y yo que soy tan curioso y casual como siempre,
te he enviado una de mis cartas por sorpresa.
Así que no me guardes rencor ni me odies,
que es muy malo para el alma y para el cuerpo.
Mejor ven conmigo al taller de poesía,
y te enseñaré a hacer rimas con alegría.
Miró por la ventana, buscando una pista sugestiva,
pero solo vio un cielo nublado y una calle desierta.
¿De dónde sacaría la inspiración precisa
para cumplir con esa extraña misión creativa?
Se rascó la cabeza, pensando en versos hermosos,
pero solo le salían bostezos somnolientos.
Decidió que era una broma de mal gusto y ruin,
y tiró la carta al cesto con furor.
Pero entonces oyó una risa contagiosa,
y vio una cara encantadora y traviesa.
Era su vecino, el poeta famoso y laureado,
que le había gastado esa broma divertida.
Lucas se sintió avergonzado y molesto a la par,
y le lanzó la corbata al poeta sin mirar.
Pero el poeta esquivó el proyectil con gracia,
y le dijo con voz cariñosa y sincera:
“Lucas, no te lo tomes a mal ni te irrites,
que solo quería ayudarte a escribir con magia.
Tú que eres tan talentoso y original como pocos,
no puedes dejar de expresarte con pasión.
Y yo que soy tan curioso y casual como loco,
te he enviado una de mis cartas por diversión.
Así que no me guardes rencor ni me insultes,
que es muy malo para el alma y para el corazón.
Mejor ven conmigo al taller de poesía,
y te enseñaré a hacer rimas con emoción.
Sofia Pérez
1 Comentario
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Beto Brom
Que destreza con la pluma, tu originalidad no tiene parangón.
¡¡GUSTAZO LEERTE!!
Shalom, colega de la pluma