Marisa
Era un día normal de trabajo en el supermercado en Tarragona cuando me avisaron de que tenía una llamada.
Dejé lo que estaba haciendo y fui a coger el teléfono.
– ¿ Si? –
– Hola, soy Marisa, ¿recuerdas?
– Claro que me acordaba.
Era la hija de unos amigos de mis padres que vivían en Córdoba, y tuvimos un corta historia sentimental cuando yo estuve trabajando una temporada en esa ciudad.
– ¿ Que es de tu vida?
– Mal, me quiero marchar de casa de mis padres, que ya no los aguanto. Discusiones y chillidos diarios, y me preguntaba si podías alojarme en tu casa.
– Si, claro, sin ningún problema.
– Vale, pues en los próximos días cogeré un tren.
– Te espero entonces.
El caso, que fueron pasando los días y Marisa aún no había llegado, y ni me habia vuelto a telefonear. Yo, entonces, pensé que se lo habría pensado mejor y decidió no marcharse.
Llegó el verano, y me fui a mi a casa de mis padres. Cuando llegué a casa, lo primero que me dijo mi madre es que Marisa había muerto.
Yo me quedé helado, mudo, y a continuación me dijo que sus padres iban a venir a casa a pasar unos días.
Yo, por aquella época, hacia un programa semanal de radio en el pueblo, sobre música , literatura y siempre escribía una poesía que la recitaba al comienzo del programa.
Entonces, me encerré en la habitación y me puse a escribir un poema dedicado a Marisa.
Justo el día que vinieron sus padres, yo tenía el programa al mediodía.
Llegaron por la mañana, y yo no les dije nada, hasta que llegó la hora de marcharme para hacer el programa de radio y les dije a sus padres, que, por favor, lo escucharán.
Con el tema ” The Great Gig In the Sky ” de Pink Floyd de fondo, recite lo que había escrito para Marisa.
Acabó el programa y regresé a casa.
Nada mas llegar, la madre de Marisa se abalanzó llorando hacia mí y me abrazó con todas sus fuerzas, y me dijo que era lo mas bello que jamás había escuchado sobre su hija, que se había emocionado mucho, y que ahora entendía como yo antes, no les di el pésame