LA TRAICIÓN

Yo quise odiarlo y no pude…
tras la traición
estalló en mi sangre
un aullido de fiera,
martilló mis sienes
una centella furiosa
mientras llamaradas
quemaban mi pecho.
Yo quise odiarlo y no pude…
triunfó una rosa de seda
que floreció en mi corazón
y, con ella, nació una
dulce ensoñación de paz.
Este destino de bohemia y locura
se adueñó de mi vida…
Pasaron eones
y cuando todo permanecía
envuelto en un manto de olvido
una espina clavada
en lo secreto de mis entrañas
hundió su dardo en mi corazón
emergió, entonces,
este amor, blanco capullo,
que, una vez más, se malogró…
Delia Checa
D. R. por ley