La pianista

En homenaje a Augusto Monterroso (Gulp)
Vivirás con ansiedad esta noche, en que ella tocará “La sonata para piano número 8” de Mozart, triste y melancólica, donde el compositor transido de dolor por la muerte de su madre, en el segundo movimiento de la obra: el andante, lleva con un ritmo lento, el reflejo de su angustia y envuelve a los oyentes en una calma, contemplación del infinito y la esperanza de la resurrección.
Consultarás el reloj, el tiempo para ti pasará lento, esperarás con zozobra, el momento en que ella ocupará su lugar ante el piano, pensarás que en su repertorio, la sonata No. 8 es la que con más acierto interpreta. Pedirás al dios, siempre negado por ti, que el concierto sea un éxito.
Debatirás contigo mismo, si te encuentras entre el cielo y el infierno, al igual que los padres de ella. Recordarás con cierto dejo de arrepentimiento, cuando a manera de juego y para afianzar tu situación en el trabajo, comenzaste a cortejar a la hija de tu jefe. Una joven apocada, sólo con la belleza que da la juventud, pero, sin la gracia que atrae o fascina a los galanes. Sin embargo, con la música ella se transforma, irradia en su mirada una luz casi divina.
Con remordimiento estarás consciente de tu engaño, cuando le dijiste que la música para ti, representaba la más excelsa manifestación humana, por lo tanto, ella y tú eran almas gemelas. Hipocresía pura, para mejorar tu situación social. Al igual que tu jefe —al que aprecias y admiras a pesar de todo—, nunca has sido un amante del arte, la música te importa poco, lo importante para ti, es acumular una fortuna y ser el primero en los negocios.
Reflexionarás con coraje, el buen sentido de tu jefe, cuando se negó a tu matrimonio con ella. “Vivan juntos si eso quieren”, fue su respuesta a la petición de mano. Pero eso sí, honor a quien honor merece, el viejo no ha sido mezquino con su dinero.
Escondías tu pobreza en una casa de pensión, ahora vives a todo lujo, con un precioso carro BMW y tu tarjeta de crédito oro. Ya no te preocuparás, cuando tengas que pagar en los restaurantes argentinos: “La Garufa” y en el “Rincón del bife”, o en el brasileño “Las pampas”, lugares en donde saboreas el churrasco, que te encanta. Te sientes feliz al tomar whisky Buchanan’s de 18 años o coñac Hennessy sin límite, en el cómodo y agradable bar “El cuartel del ocho”, y coquetear con la guapa dependiente de la tienda Zara, en el centro comercial “Galerías”. Recibir sus consejos sobre finos trajes “Bruno Corza”, camisas “Calvin Klein”, corbatas “Sean John Checa”, traídas de Europa expresamente para ti, zapatos “Hugo Boss”.
Seguirás pensando en el cielo y el infierno, que existe en la casa de los padres de ella. Su mamá muy devota, de rosario diario, probablemente con la idea de sacar el diablo del cuerpo de su marido. Éste, despreocupado por completo de lo divino, el verbo pecar sin misterios para él, y supremo artista en el arte de aplastar y dejar en la miseria a sus competidores.
La única hija de este dispar matrimonio, delicada flor de invernadero, llena de melindres y con un gusto enfermizo por la música, desde pequeña ha estudiado con los mejores profesores de piano. No podrás ser juez y apreciar si ella es buena ejecutante, ya que tus gustos musicales son de índole más modesta, lo que te gusta y relaja es la música clásica ligera. Aplaudirás con entusiasmo cuando el concierto llegue a su fin, mirando de soslayo a tu jefe, que te vigilará con ferocidad, pues sospechará que no eres sincero.
No dejarás de asombrarte y preguntarte: “¿cómo es posible que ella teniéndolo todo, sea tan insegura? ¿Por qué su anhelo de perfección, le impide llevar una existencia tranquila?”
Comprenderás, que si ella siente que ha fracasado, tendrás un conflicto existencial. ¡Adiós a la buena vida! Dejarás de vivir en la colonia “Los Ángeles”, de jugar golf en el campestre “La Rosita”; volverás al transporte público, comprarás tu ropa en los “fucking flee markets”, vivirás en sórdida casa de pensión regenteada por alguna “doña pelos”. Tu jefe, al ver que no le eres útil a su hijita, sin compasión e indiferencia te mandará a “volar”.
La música es bella, pero, no será suficiente para ti y menos la que escucharás en tu radio barato. Maldecirás de tu suerte, si ella, en un período depresivo —tan frecuente últimamente—, renuncia a su deseo vehemente de ser solista. Tendrás esa duda, y vivir no es vivir siempre dudando.
Un teatro digno para una ciudad moderna es el “Isauro Martínez”, su fachada de diseño medieval, con su rosetón gótico a manera de las antiguas catedrales, y sus esbeltos y puntiagudos remates, apuntando al cielo en una alegoría de lo trascendental. Sin embargo, todo su diseño es una mezcla armoniosa de culturas: la cristiana, la pagana, la oriental con sus misteriosos ritos y la occidental.
Don Salvador Tarazona, pintor y escenógrafo valenciano, diseño la sala como capricho ecléctico, en el techo de la misma se encuentra su maravillosa pintura “La inspiración”, que representa la vida útil del hombre, desde el nacimiento hasta la cruel vejez. Todo el teatro es una obra de arte, pero, lo que destaca a primera vista es la arcada central, con sus dos murales, donde se representa al oriente: príncipes persas montados en elefantes, bellas odaliscas, músicos y sacerdotes.
En esa noche de concierto está en el escenario, un solitario piano de cola Steinway, el más caro que el dinero puede comprar, en espera de los dedos, que con soltura y agilidad revelen el genio escondido de la música.
El público abarrota el teatro —más de trescientos espectadores—, la mayoría de ellos asisten por compromiso, para aplaudir a la hija del hombre más poderoso de la ciudad; dueño de fábricas, medios de comunicación y un largo etcétera. Las luces de la sala se apagan, un rayo de luz ilumina la etérea figura de la pianista, que ocupa su lugar en el piano. Mozart se hace presente con su rápido allegro, su mensaje, sólo lo apreciarán las personas sensibles, muy pocas por cierto.
Mañana, a pesar de las excelentes crónicas de los periódicos, sobre la actuación de la pianista, ella estará triste e insatisfecha, con el sufrimiento reflejado en su rostro, atormentará a su padre. Éste, irritado, en una mezcla de amor y odio hacia su propia hija, no sabrá qué hacer y sufrirá en su impotencia.
Él, pareja de la pianista, se resignará, y aunque no sufrirá, la molestia que experimenta por la veleidad de ella, será como un agravio hacía su persona, el escaso amor que le profesaba se convertirá en odio.
9 comentarios
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Pilar Remartínez
Estimado Héctor:
Un placer pasearme por tus letras, gracias por tus aportes.
Besos y abrazos desde este rinconcito de Madrid.
Pilar R
M.Emilia Fuentes B.
Mi querido Maestro:
Un trabajo de excelencia, como siempre un deleite pasar por tus letras escritas en segunda persona. En primer lugar fui a buscar y a leer “el concierto” del autor Augusto Monterroso, y sobre el mismo tema hiciste otra versión, si? Ha sido una tarde muy interesante. No había podido entrar por un problemita, se cerraba mi sesión apenas comenzada, por lo que di aviso a nuestra querida Pilarcita, hasta aquí voy bien.
Mil gracias por compartir.
Un abrazo desde mi Temuco.
Emilia.
Héctor
Mi querida María Emilia:
Te cuento que en el club de Tobi este viernes vamos a tratar sobre Augusto Monterroso y entre los escritos de él está “El concierto”. Por cierto la licenciada en filosofía y letras Ruth Castro aquí en Torreón nos coordinó en un excelente curso de narrativa literaria y como parte de las tareas, leímos el cuento de Monterroso donde el narrador es el papá y escribe en primera persona. Nos encargó la maestra que re-escribiéramos el mismo cuento con otro narrador. Yo escogí a una hipotética pareja sentimental y como tú bien te diste cuenta lo escribí en segunda y tercera persona. El teatro que describo se encuentra en mi ciudad y se llama “Teatro Isauro Martínez” es muy bonito y el nombre viene de un personaje muy rico que lo construyó.
Que bueno que poco a poco le vamos encontrando el modo a este “Rincón del caminante”. Un abrazo.
Héctor
Mi querida Pilar:
Es un honor para mí tenerte en mis letras. Gracias por tu comentario. Un abrazo desde el norte de México.
Beto Brom
Muy bueno!!!
Gracias por compartir.
Shalom amigazo
M.Emilia Fuentes B.
Gracias, querido amigo Héctor, por tu comentario tan enjundioso de tus actividades literarias en tu ciudad.
Muy interesantes.
Un abrazo.
Emilia.
Héctor
Mi buen Beto:
Gracias por tu paso por mis letras. Un abrazo.
Nacho
Me gusta la pianista mucho
Héctor
Mi buen Nacho:
Gracias por tu paso. Un abrazo.