YA LO SABEN…
A MÍ…
LAS CALAVERAS ME PELAN LOS DIENTES…
PARA JUAN IGNACIO.
Después de verla, así rete fea,
cuando Juan Ignacio me mandó al panteón,
Vean ustedes,
Aquí sigo tal alta,
Pobre este generoso poeta-escritor,
Él…, pues ni modo, ya nos abandonó.
esto es verídico,
Juan Ignacio ya reposa, junto otros poetas,
La Calaca…, De las mechas se lo llevó.
Se fue derechito al panteón. Eso sí, iba gritando…
– Permítanme por lo menos,
llevar conectado el computador,
para seguir compartiendo, aunque esté en el más allá.
Luego nos argüía
No fastidien,
Tengo portentosas indagaciones,
mitos, historias y leyendas.
Por eso yo concluí, siendo ya difunto,
Tendrá mucho en donde escarbar,
para seguir escribiendo,
y proporcionando historietas.
Pues ni hablar,
Todos extrañaremos este gran Señor.
A pesar lo lloran…, no hay más qué hacer…
Ah, aquí viene un anuncio…
Oigan lo que acabo de oír. Aunque la Calaca no perdona.
avisan en este caso, cuando lo tuvo en el hoyo,
confiesa le dio compasión…
Tanto que preguntó… – Díganme
¿Por qué lo trajeron? Si era tan buen escritor?
No podrá terminar su novela “Los Nietos”…
Que ansiosa estaba esperando leer…
Ya supe que ordenó de inmediato
-Llévenlo en seguida de vuelta
Ahora soy yo quien ordena siga escribiendo…
¿Ya conoció el Panteón?
Qué bueno…
No rebatirá más, lo que yo afirmaba…
Cuando convencida le dije…
¡Cielo Santo, Juan Ignacio, qué caray…!
“NO CREO EN BRUJOS, NI EN GARAY…,
MENOS CREO EN LOS MUERTOS VIVIENTES,
AUNQUE NO TE FÍES MUCHO…
NO ES POR NADA, PERO DE QUE LOS HAY, LOS HAY”
Autora: María Emilia Fuentes Burgos.
Temuco/ CHILE.