Esta web utiliza cookies, puedes ver nuestra la POLITICA DE COOKIES, , o
Política de cookies
Club literario Cerca de ti


Club literario El rincón del caminante

En el confesionario

En el confesionario

El bondadoso y campechano padre Coruco, ejercía su ministerio en aquel olvidado pueblito del norte de México. Como buen veracruzano era de color prieto subido, pero, con la cabellera completamente blanca.

El buen sacerdote vio con sorpresa que el ranchero más rico de la región, prepotente y autoritario, iba a confesión.

—Me acuso padre que he pecado de hechos.

—¿Cuáles son tus pecados?

—He maltratado a mi mujer, a la leche que vendo a la pasteurizadora, previo moche al encargado, la bautizo con agua y el otro día me encontré a mi comadre en las orillas del pueblo y…

El pecador se quedó por un momento callado y dijo:

—Pero, también he pecado de pensamiento y no me atrevo a decírselo.

—No tengas reparo, hijo mío, Dios todo perdona si hay verdadero arrepentimiento. ¿Dime cuál es el pecado?

—Tengo un toro feo, negro y con la cabeza blanca, cada vez que lo veo pienso en usted.

—Por lo de tu mujer, por la leche y por la comadre vas a rezar tres padres nuestros y tres aves, marías y por lo del toro vas a chingar a tu madre.

—¿Pues no, qué Dios perdona todo?

—Él sí, pero, a mí no me metas en tus pendejadas.

1 Comentario

  1. Mi buen Terry, por más piadoso que seas siempre hay algo que cala. Un cuento corto muy bueno. Felicidades.

Deja un comentario