DEUDA
Una soledad
estornudó en mi espalda
hojas verdes, tiernas, ambarinas…
que se fueron
espinadas,
amadas,
espinadas,
desengañadas…
Y la campana del vacío
caminó por mis senderos
dormidos, olvidados, apagados…
Resumiendo:
que no me robé el corazón de nadie vivo;
que amé sin medida
una mentira de amor que no era mía;
o sea,
que me debes, vida.
©Teresa González
1 Comentario
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Pedro Glez, L.
Gracias Teresa por tu colaboración literaria.
Saludos.