Cuerpo y alma

CUERPO Y ALMA
Hola amigos:
Yo no tenía problemas, tal vez por no creer en dios. Me consideran intelectual, trabajo como burócrata en una oficina del gobierno. La verdad, mi trabajo es una sinecura, me dedico a estadísticas, encuestas, en fin, lo que al presidente le interesa y procuro que siempre salgan a favor del gobierno. Me pagan una buena lana, así que no tengo problemas económicos. Soy soltero de 30 años, mis amigos me dicen “soltero maduro joto seguro” que me pone triste y si me llega “la fiaca” voy a la aristocrática cantina “La suerte loca”, donde “el popochas”, cantinero y psiquiatra me limpia el cerebro de telarañas.
Con esto de la pandemia, entramos al lugar por la puerta trasera con la convicción de que con el tequila el virus de la COVID va a chingar a su madre. En este lugar un buen amigo, más por curiosidad, me convenció de ir a ver a un gurú esotérico, el maestro Abraham. ¡Vaya! Pico de oro que tenía, casi me convierto en su alumno adelantado, claro, que también fue por Camelia (Presente de Dios, significa su nombre), apetitoso ejemplar femenino.
Ella evangelizándome me dijo “el cuerpo sólo es un recipiente para el alma”. Por lo que había que cuidar nuestra alma y nada de apapachos, total, que me enamoré como un becerro. Pero del cuerpo a cuerpo, nada de nada, hasta legalizar nuestra unión. Entonces el alma y el cuerpo se unirían.
Una tarde gris fui al templo, cosa rara, la puerta estaba abierta (se les olvidó cerrarla). En el último cuarto oí suspiros y gemidos, al entrar ¡oh sorpresa! Mi gurú y Camelia encuerados, ni cuenta se dieron de mi presencia. Me salí calladamente.
No haré larga la historia, maté al cabrón fornicador, ¿cómo? Me lo calló para no despertar malos pensamientos. Lo bueno de no tener pensamientos religiosos es que tampoco hay remordimientos. Es seguro que Camelia se las olió, pero desapareció de mi vida y en cuanto al ministerio público, como siempre, están en la investigación y yo vuelvo a no tener problemas.
5 comentarios
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LAWRENCE DD
Buena narrativa. El tema , interesante que este trovador que te lee, seguí letra a letra, hasta quedar satisfecho. ¡Felicidades!. Gracias por compartir.
Terencio Luque García
Lawrence DD, te agradezco tu comentario. Eso me da ánimos. Un abrazo.
Héctor
Terry: excelente tu cuento. Relatas lo que a muchos de nosotros soñamos, eliminar al que nos hace daño, pero por miedo y remilgos religiosos no nos atrevemos a realizarlo. Solo soñamos. Un abrazo.
Jesús María Mayorga Mota
Felicidades, Terencio. Me gustó mucho tu cuento de hoy; (bueno, apenas hoy lo leí) es de los que hacen que el lector se meta a interactuar con los personajes; así fue como llegué a la conclusión de que el protagonista, quizá después de una larga sesión tequilera con el psicólogo Popochas, confundió el templo con ese tipo de oficinas corporativas (para cuerpos) donde “…en el último cuarto…” encontró al gurú y a la Camelia entregados a sus disciplinas tántricas. En fin, un aplauso para tu cuento, divertido como siempre.
Terencio Luque García
Jesús María Mayorga, lo que dices: “encontró al gurú y a la Camelia entregados a sus disciplinas tántricas”, es muy bueno. Gracias. Un abrazo..