CLAMOR DE UNA MUJER AFGANA

Basado en la historia real
Señores diplomáticos
de los foros internacionales…
Los veo irritados,
en el colmo de la indignación,
profiriendo gritos destemplados
y… no es para menos…
grupos de barbudos delirantes
-talibanes-
cargan sus fusiles
y disparan contra un enemigo inmóvil
con milenios de historia,
silencioso ante las balas…
son estatuas e imágenes
que estallan en mil pedazos
convirtiéndose en montañas de tiempo
por extraño designio…
Saben que esta inaudita guerra comenzó
mucho antes, siendo su primera víctima
la metáfora, alimento del Arte.
Abolieron la simbología poética de la religión…
¡Atroz crimen contra la imaginación!
Aniquilaron toda su fantasía y belleza
y, a continuación, la emprendieron contra
la música, el cine y otras manifestaciones de él.
Todo el arte se convirtió en maldición.
Corcheas, partituras, instrumentos, pantallas,
celuloide ardieron en hogueras inmensas
consumidos por el fuego “purificador”.
También arremetieron contra
nosotras, las mujeres…
La interpretación literal
de la palabra del profeta
nos convirtió en instrumento del mal,
en mesalinas glaciales…
símbolo de pecado.
No he escuchado
aún vuestro clamor…
y si existió fue muy tenue…casi inaudible…
¿O es que es más importante
la piedra que la carne y el espíritu?
Fuimos convertidas en silenciosos
y oscuros fantasmas,
solo dadoras de vida
-máquinas procreadoras-
sin ningún derecho…
el río del vivir pasa
a nuestra vera
sin poder alterar su curso.
Un profundo vacío
es nuestra existencia.
Líderes de la política mundial…
¡Que el mundo se entere de vuestra ira!
¡Indignaos ante tamaña injusticia!
¿O es que…muy hondo, el poder masculino
sigue acallando vuestras voces?
Delia Checa
de mi libro “Perfiles de Mujer”
Mendoza, Argentina
2015
4 comentarios
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Natuka Navarro
Delia, me has dejado pensando con tu duro y bello escrito.
Besos
Natuka
Delia Checa
Muchas gracias, Natuka, por tu comentario.
Abrazos
Delia
Carolina Fernández Redondo
Celosamente, releo este poema y me entristezco con tanta injusticia.
Abrazos
Carolina
Delia Checa
Muy agradecida, Carolina.
Un abrazo desde Argentina.