A comer el amor, como el maíz tierno
A comer el amor, como el maíz tierno,
a sorber su dulzura gota a gota,
a dejar que su néctar nos aliente
y sacie el hambre del alma que llora.
A comer el amor sin moderación,
a llenar la canasta desbordante,
no dejar ni un granito en el rosal,
deleitarnos hasta quedar flotante.
A comer el amor a todas horas,
desde el alba hasta el ocaso estrellado,
sin protocolo alguno, sin recato,
entregarnos al festín desaforado.
Comamos todo el amor de este mundo,
bebamos de la copa rebosante,
que ningún corazón quede vacío
y cantemos de dicha desbordante.
El amor es el alimento esencial,
del espíritu la comida sagrada,
a comer sin freno lo que Dios nos da,
¡la mesa del amor siempre está servida!